Ortigia rebosa de historia y arte, con una serie de espléndidos edificios que datan de diversas épocas desde el periodo griego. El símbolo más famoso de la civilización griega es el Templo de Atenea (construido en el siglo V a.C.), cuyas columnas y sótano escalonado están ahora incorporados al más moderno Duomo de Siracusa, construido en el siglo XVII en estilo barroco. Este imponente edificio se encuentra en la plaza del Duomo, que, junto con la plaza Montalto, es uno de los centros neurálgicos de la isla.
También hay una gran cantidad de arquitectura religiosa, como la iglesia de Santa Lucía alla Badia: este hermoso edificio barroco, que fue un convento de monjas, lleva varios años desconsagrado y alberga una espléndida obra de arte de Caravaggio, el «Seppellimento di Santa Lucia».
Entre las muchas bellezas arquitectónicas que hay que visitar está sin duda el Castillo de Maniace, que se alza en el extremo de la isla, considerado en su día una posición estratégica para vigilar lo que ocurría en mar abierto y prepararse para posibles ataques.
Al final del recorrido, merece la pena visitar el manantial de Aretusa, un espejo de agua dulce envuelto en el misterio de un mito griego; se dice que la ninfa Aretusa, para escapar de las atenciones del dios Alfeo, que estaba locamente enamorado de ella, huyó a la isla de Ortigia, en Siracusa, invocando la ayuda de Artemisa, que la transformó en manantial. Sin embargo, Zeus, conmovido por el dolor de Alfeo por haber perdido a su amor, decidió ayudarlo a reunirse con Aretusa, convirtiéndolo en un río que corre desde Grecia hasta Ortigia.
Después de más de dos mil años, la Fuente de Aretusa en Siracusa mantiene vivo el recuerdo del mito, simbolizando no sólo la historia de amor entre la ninfa y el dios Alfeo, sino también el vínculo que existe entre Siracusa y la patria de sus fundadores.

Mi consejo
Párate a disfrutar de un aperitivo en uno de los muchos bares del pequeño puerto. Yo fui al Burgio, un establecimiento familiar que produce todo lo que ofrece a sus clientes, desde embutidos hasta mermeladas, quesos y vino, una experiencia única para tu paladar.
Si dispone de unas horas extra, planifique una excursión en barco para descubrir la Riviera de Ortigia y sus cuevas, realmente sugerentes y asequibles para todos.
¡Tantas maravillas encerradas en una pequeña isla!
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